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domingo, 19 de diciembre de 2021

La cocina cuántica

 Gastronomía en consciencia

La cocina cuántica

José Enrique Campillo
Cofradía Extremeña de Gastronomía


Comenzaré por informarles de algunos aspectos de mi ponencia que se titulará “Gastronomía en consciencia”. 

Resulta que la física cuántica ha demostrado que toda la materia, animada o inanimada alberga una gran cantidad de información, cientos de bits, en cada átomo. Eso quiere decir que los alimentos que ingerimos normalmente, además de los condimentos que le añadimos, ya vienen de origen aderezados con millones de bits de información. 

Veamos unos ejemplos. El profesor francés Marc Henry señala que cada molécula de agua contiene unos 60 bits y que tres cucharadas de agua acumulan tanta potencia informativa como la que requiere un vídeo de un año de duración. Yo, modestamente, me he tomado el tiempo de calcular la información que contiene una molécula de insulina y llega a los cinco mil bits. 

Un profesor de genética en una conferencia comparaba la cantidad de bits de información que hay en una jarra de cerveza y un móvil de última generación. Ante la pregunta de quién era más “smart” (inteligente) si una jarra de cerveza o un smartphone, el resultado es que la jarra de cerveza con más de un millón de GB superaba con creces a los 600 GB de un móvil de última generación. Esta circunstancia plantea un montón de cuestiones que se suman a otras tantas de este mundo desquiciado en el que la información ya nos abruma. 

Resulta que, si tomamos un bocadillo de chorizo con una cerveza meteríamos para el cuerpo más bits que los que manejan un par de miles de computadoras de gran potencia. 

¿A dónde van esos bits que nos metemos para el cuerpo? La verdad es que toda la materia que compone nuestro organismo y cada una de nuestras células contienen un montón de bits. 

Cada uno de nosotros acumulamos más potencia informática en todo el cuerpo que la suma de todos los computadores que existen en el mundo. Y no estoy exagerando. 

En estos momentos numerosos físicos se están preguntando por las implicaciones que pueden tener para nuestras vidas el que seamos una especie de súper computadoras andantes. 

Para empezar, no solo entra información dentro de nosotros cuando leemos, vemos la tele o manejamos el móvil o la Tablet. También cuando comemos, bebemos o respiramos. 

Este punto de vista nos proporciona un novedoso argumento que justifica, con más argumentos, la necesidad de cuidar todo lo que entre dentro de nuestro cuerpo por cualquier vía (ojos, boca, oídos). 

Además, la cantidad de información que contienen los alimentos naturales se modifica (aumenta o disminuye) según sean los procesos de cocinado que apliquemos. Ya superada la “cocina molecular” debemos de armarnos de valor y decisión para adentrarnos en la “cocina cuántica”.


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