domingo, 25 de mayo de 2025

Microbiota y envejecimiento saludable

 Microbiota y envejecimiento saludable

José Enrique Campillo Álvarez

Cofradía Extremeña de Gastronomía


Hoy voy a hablar de un tema tabú en gastronomía: voy a hablar de caca. 

Gran parte de nuestro bienestar y de la posibilidad de disfrutar de una vida larga y saludable reside en nuestro intestino. El protagonismo es de esos miles de millones de bacterias que habitan en nuestro interior, desde la boca al ano y viven de “pastar” los restos de los alimentos que ingerimos. A cambio, esta microscópica ganadería, la microbiota intestinal, nos proporciona salud física y mental. 

Hoy vuelvo sobre este tema por dos noticias médicas de gran interés y que atañen al envejecimiento saludable. La primera tiene por protagonista a María Branyas, que ha muerto recientemente a la edad de 117 años, siendo la mujer más longeva del mundo con edad acreditada documentalmente. Un equipo de investigadores sometió a María, en vida, a un estudio genético exhaustivo y entre las interesantes conclusiones que obtuvieron destaca el que según los investigadores María tenía una microbiota intestinal como el de una niña. 

Para tener una microbiota intestinal en orden hay que ingerir alimentos que contengan bacterias vivas para que repongan las que se van muriendo. Esto se consigue con alimentos naturales y, sobre todo, con los alimentos fermentados (lácteos, encurtidos, anchoas, chucrut, kombucha, etc). Y, por otra parte, hay que consumir alimentos vegetales ricos en fibra que es el principal alimento de nuestra microbiota. María cumplía ambas condiciones ya que consumía una dieta mediterránea y tomaba tres yogures naturales cada día. 

El segundo caso es el de un señor con un Alzheimer incipiente que fue ingresado en un hospital y allí pilló una infección hospitalaria por una bacteria, tan difícil de tratar, que se llama Clostridium difficile. La única forma aceptada hoy día para tratar esta infección intestinal grave con éxito es mediante lo que vulgarmente se denomina “trasplante de heces”. Básicamente se obtiene caca de algún familiar, se somete a un tratamiento de laboratorio de lavado, filtrado y centrifugación y poca cosa más. Lo que se obtiene es un concentrado de las bacterias intestinales del donante. 

Estas se administran al paciente mediante cápsulas o una sonda y así se restaura su microbiota deteriorada. En este caso, como era de esperar, se le curó la infección por el C. difficile. Pero lo que sorprendió enormemente a los médicos es que se le remitieron parcialmente los síntomas de Alzheimer. 

El trasplante de microbiota fecal solo se realiza en indicaciones muy precisas, aunque me sorprende que no prolifere más la técnica ya que es barato y muy eficaz. Incluso se podrían crear bancos de heces, las bacterias extraídas aguantan un año congeladas a -80ºC, y podrían servir para recomponer de manera rápida la microbiota intestinal en aquellos pacientes que lo necesitasen. 

Hay numerosos estudios que muestran que una microbiota saludable puede prevenir o mejorar el tratamiento de algunas demencias asociadas a la edad y, sobre todo del Alzheimer. La microbiota sana es antiinflamatoria y permite que el intestino produzca numerosas moléculas de neurotransmisores que benefician nuestro organismo y protegen nuestro cerebro.

Aquellos más interesados en el asunto sólo tienen que teclear en un buscador Alzheimer y microbiota y tendrán una documentación abundante. No sé si acabaremos comiendo yogures enriquecidos con bífidus y caca.